jueves, 29 de abril de 2010

"AL SUR DE LA FRONTERA..."


Un niño japonés de 12 años se enamora de una niña coja japonesa de la misma edad. Se marcha a Tokio, a la universidad, y conquista a otra mujer, a la que abandona para irse a la cama con una tercera, que resulta ser prima de su novia. Finalmente, y tras algunos años de vida solitaria, conoce y se casa con la que cree el amor de su vida. Es rica por parte de padre, éste le ayuda a poner un bar de jazz, y de repende se pasa a la alta burguesía. Pero un buen día aparece por la barra del bar su primer amor y todo cambia...

Esta es la trama de "Al sur de la frontera, al oeste del sol", de Haruki Murakami. No pasa nada que no suceda a millones de personas en todo el mundo. A partir de tan escasa urdimbre argumental Murakami elabora un texto de gran riqueza literaria. Un hombre enfrentado a sus propios sentimientos, que él vive como debilidades, se deja llevar por el río de la vida atento sólo a sus apetitos y no a su conciencia.

"Al sur de la frontera..." se lee casi de un tirón. Murakami sabe como pocos autores actuales mantener la tensión, introducir al lector en el complicado mundo de los sentimientos, de las emociones, y todo ello en un tono que recuerda a al mejor Dostoievski de "Crimen y castigo", al Camús de "El extranjero" o a Kakfa en "Carta a mi padre". Crea así un personaje, Hajime, que pasa por la vida sujeto a sus pasiones y no a su conciencia, pero al mismo tiempo profundamente atormentado por su debilidad. Uno se pone en el lugar de Hajime fácilmente y eso hace que el lector se involucre totalmente con la historia.

Todos los personajes de la novela son japoneses: el propio Hajime y todas sus amantes. Sin embargo las referencias culturales (literarias, musicales) son occidentales, con el jazz y la música clásica como constantes referencias. Quizás sea esta la parte más criticable dentro de una obra mayor. Y también parece un tanto forzado el elevado erotismo, a veces cercano a lo pornográfico, de algunos pasajes. Da la impresión que ambos excesos buscan la captura del mayor número de lectores dentro y fuera de la isla En todo caso, se trata de un libro escrito con pulso, que no deja indiferente. Imprescindible.

(Redeyes)

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